Seguro que has escuchado esta expresión alguna vez, aunque no seas del norte. Aún recuerdo la primera vez que yo la escuché, de camino a Galicia por las viejas y sinuosas carreteras, hoy prácticamente obsoletas (¡menos mal!).
Pasando la frontera de Asturias, comenzaban los caminos colindantes a los bosques de árboles altos, viejos y de un verde que, desde mi perspectiva, es muy diferente al de mi tierra. Me quedé prendada de ese color tan fantasmagórico adornado por la neblina y la escarcha de un amanecer cercano al otoño. Y, al perder la mirada entre las hojas, vi un a animal (que me pareció demasiado grande para volar) atravesar el bosque rozándose con las copas de los árboles. Enseguida lo compartí con el resto de pasajeros del coche y, después de bromear sobre Meigas, mi abuela respondió: "Haberlas haylas, aunque no crea en ellas".
Recuerdo sonreír. Lo recuerdo porque ese fue el momento en el que empecé a inventarme cuentos sobre brujas con los que atormentar a mis amigos en las últimas noches de verano (aunque yo solía terminar más perjudicada).
La Meiga no es cualquier hechicera, es la bruja mala del cuento
Hay diferentes tipos de Meigas recogidos. La Meiga chupadora era la que más me aterrorizaba, aquella que como un vampiro chupaba la sangre de sus víctimas. La Lobismuller tampoco se quedaba atrás, una mujer que se convertía en lobo por haber nacido en Noche Buena.
Y, a pesar del miedo, yo seguía escribiendo sobre ellas y admirándolas en secreto. Eso sí, por si acaso siempre llevaba una castaña en mi bolso o decoraba mi habitación con una ramita de tejo (árbol sagrado para astures) como protección.
Si te interesa el tema, no te pierdas la web Galicia Meiga.
Mmm, me apasiona el tema, así que investigaré más :D un placer leerte, como siempre
ResponderEliminarmil besos!!!
Las meigas me obsesionaron durante muchos años, bueno, vale, todavía me obsesionan.
ResponderEliminarCreo que es un tema fascinante, claro que todo lo relacionado con la magia lo es.
¡Un abrazo desde este rincón del mundo!